Si, si sé…
Cansa, desgasta, incluso toma lo mejor de uno el “Factor humano”: las estupideces que nos hacen ser más concientes de nuestra humanidad, de nuestra imperfección.
Toda violencia, pasiva o activa, gatillada por el miedo a lo desconocido, por la ignorancia o por la capacidad de cerrar los ojos y negarse a ver que todo es muy sencillo, la vida es sencilla… somos nosotros los complicados.
Pero también asquea el discurso del “Tolerante” que no tolera a los intolerantes…
Jesús dijo que siempre sería fácil amar a los que nos aman, pero que difícil es amar a nuestros enemigos… Y ahí radica la victoria de le perfectibilidad del hombre contra su imperfecta esencia: amar lo que cuesta amar, perdonar a quien no te ha hecho un bien…
Lao Tse lo dijo en el arte de la guerra: No se requiere mucha fuerza para levantar un cabello, no es necesario tener una vista aguda para poder ver el sol y la luna, no hay triunfo, no hay victoria en eso.
Por esa misma imperfección fue que me costó tanto entender la historia del hijo pródigo: hubo un hijo que se perdió y regresó y eso es razón suficiente de júbilo. Gracias a la perdida hubo reencuentro. El otro hijo no tuvo una fiesta puesto que conoció el buen camino mucho antes… ese hecho es celebración suficiente.
Pero leo que te duele ciertas cosas y lo comprendo…
Me cuentas todo lo que te hiere y te detiene.
Me cuentas que te niegan, te apuntan.
Y tu tolerancia se quiebra y comienzas a insultar de la misma manera que ellos te insultan a ti…
En esos momentos te invito a que veas la verdad, la insufrible verdad, y te compadezcas de los ignorantes que, como tú, no tuvieron al padre cerca para que los guiará y les enseñara; que te des cuenta que ellos están perdidos y los insultos y desaires que te lanzan son su forma de hablar y por en cima de todo que recuerdes que ese no es tu idioma, por lo cual no debes ensuciar tu boca con esas palabras, aunque sientas que no tienes salida, aunque te sientas acorralado…
Si no puedes sonreírles de vuelta, no lo hagas. Si no puedes disculparlos, no lo hagas. Sólo recuerda que eres más afortunado porque tu has podido ver más… y ellos, algún día sabrán que estuvieron equivocados… pero su tiempo vendrá a su tiempo.
Se un humano más cercano a la perfección… y no desciendas a sus oscuridades…
Cuando te sientas como te sentiste hoy, en vez de enumerar todo lo que ellos tienen en error, enumera mejor todo lo que te hace ser una persona maravillosa…
No te envuelvas en sus ropas, mejor deja que brille tu escencia…
Y volverás a ser el ser tolerante que dices ser, que incluso tolera a los intolerantes.