... y la lluvia caerá...
No importa que me haya llegado empapado a la pega, ni que tuviera que aguantar su fría caricia mientras esperaba en el paradero a la micro que nunca pasó; no importa que al irse me halla dejado con toda esta ropa que usé para abrigarme que ahora que y ano está, no me sirve para nada más que torturarme con calor.
Es que no importa lo que suceda, la lluvia y yo mantenemos este romance desde hace muchos años. Cada vez que ella avisa su presencia yo la espero con las mismas energías que nuestro primer encuentro lascivo y húmedo.
No importa si es en la sequedad del verano o entre el odio que le tengo al sol, pero tengo demasiadas memorias mojadas gracias a esta dama helada, que me ama, pero a quien dejo libre, para volverla amar.
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