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La tele con su eterno y ausente espectador murmura palabras que me llegan rebotando en las paredes. El espectador siempre ausente, presente para su tele. Un árbol de plástico me arrulla por un momento, pero la tranquilidad termina con el pensamiento de mis deberes y haberes. Entonces me derrumbo y me quemo... En sus ojos existo a veces y a veces existen sus ojos. La extraño. Mi vecina no está, y desde mucho que no hablamos el idioma que nos unió. Ella es de cosas muy pequeñas que no logro ver. En verdad no veo mucho. Y soy el hombre que tuvo la fortuna danzando en la palma de su mano. Reía como ninguno pero aún así no pudo ser feliz. He renunciado a todo... y aún me da miedo escapar. El espectador ausente nunca estará presente, nunca lo estuvo; ni para mí ni para los ojos de ella. La vecina es la vecina y a veces envidio su pequeñez.
1 comentario:
No siempre es necesario escapar.. a veces solo basta con irse..
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