jueves, julio 16, 2009

Menorquetres

Desde hoy...

La conocí por twitter. Su avatar me hizo una buena impresión, como lo habían hecho otros antes que ella. Pero su imagen de 48px X 48px se me iba grabando cada vez más gracias a sus tuiteos que vaticinaban lo interesante y entretenida que esta personita podía llegar a ser.

En la virtualidad, siempre las cosas tuvieron el mismo tono normal, eramos dos twitteros twitteando en twitter. Pero llegó el segundo acampado que organizaron los tuiteros de Santiago y yo, un humilde representante de Valparaíso, asistí llevado por la curiosidad de ver a las personas detrás de los avatares.

De inmediato la encontré interesantemente rica, disculpen la franqueza, y me sorprendió gratamente que no fuera nada de lo que me había imaginado. Su desplante y su liderazgo innato plantó en mi una semilla que nunca supe que iba a germinar.

Priscila fue como la gran revelación en esta junta tuitera.

Pero yo andaba en otros aires, en otros rollos, en otras latitudes. Pero fue hasta marzo, cuando logramos coincidir en Gtalk y de ahí comenzamos a construir una muy linda amistad, aunque nuestra primera conversación como que marcó nuestra relación para los tiempo venideros. A pesar de nuestra amistad, siempre teníamos tiempo para piropearnos y decirnos cosas y esa fue nuestra dinámica todo ese tiempo: mientras cada uno lloraba por otro, siempre nos galanteábamos mutuamente.

A pesar de aquello, siempre que nos veíamos, siempre tuve ganas de conversar con ella, pero nunca me atrevía, sólo atinaba a tirarle una talla o un piropo y me alejaba raudo sin saber que decir. La verdad es que me intimidaba un poco la lola, su independencia y su convicción en sus acciones me hacían sentir pequeño al lado de ella, más que mal, me tomó mucho tiempo dejar mi casa y partir por mis propios medios y siempre he sido más quedado en mis cosas. Ella, impetuosa y apasionada me parecía como una temeraria trapecista y yo sólo era un temeroso y asombrado niño en el público.

Tuvo que llegar un paseo por el forestal para que concientisara lo que me estaba pasando.

Pero las cosas se fueron dando, esta pequeña mujer se fue convirtiendo en mi confidente y terapeuta de cabecera y espero haber hecho algo parecido por ella. Aún recuerdo un día que conversábamos sobre la enfermedad de mi padre y su inminente partida, no pude contener las lágrimas y ella atinó a tomarme la mano… y me sentí completamente contenido con esa sensación tan familiar, gracias al toque de su mano que nunca antes había tocado.

Pero bueno, seguí sin cachar nada, pero poniéndome en el caso que sucediera… me daba miedo, es cierto, pero lo tenía en la mente. ¿Miedo a que? Miedo a perder esta hermosa amistad, nada más que eso.

Después de un carrete, compartimos la cama… no dormí en toda la noche de lo nervioso que estaba con sentirla tan cerca y temeroso de “accidentalmente” tocarla, pero ese día comencé a sentirme más y más cómodo en su presencia por lo cual nos fuimos juntando más seguido…

Hasta que un día ella me ofreció algo que rechacé… por miedo de estropearlo, por miedo a perderla. Pero gracias al cielo, ella no se alejó con mi negativa, siguió siendo mi amiga.

Así, de a poco las bromas se empezaron a enseriar y las ganas de seguir viéndonos aumentaron… aun confundido de qué dirección tomar, nos juntábamos y soñábamos con qué pasaría si llegásemos a coincidir sentimentalmente. A bromas del tipo: “La vida nos pone obstáculos para que logremos estar juntos” ella me respondía “La vida nos pone obstáculos para superarlos”… y ante respuestas así, yo quedaba desarmado.

Y así fue como llegamos un día a la estación Baquedano y no pudimos conectarnos a la wifi. Era el día que tocaba en alcsm e iba en camino a buscar mis cosas para el evento. Nos sentamos y me encontré observado por sus honestos y verdes ojos… y no pude resistirlo ni negármelo más: ni el miedo, ni los rollos, ni las aprensiones pudieron con ese rostro sincero y verdaderamente bello y con el amor y admiración que iba acumulando en mí cada vez que sabía de ella… tuve que robarle un beso.

Desde ese día que me he sentido una mejor persona, capaz de sortear desafíos que antes de tener su amor no me creía capaz de abordar, como dice Barry en Punch-drunk love: “No tienes idea de lo poderoso y fuerte que soy. Tengo amor en mi vida”. Porque me encanta verme en sus ojos, porque veo lo que nunca vi en mi y lo veo a todo color, en alta definición. Y debo decirlo, me gusta lo que veo… me gusta como ella lo ve. Y me gusta encontrarme con el gran misterio de ver que, esa mujer apasionada y temeraria, también es frágil y temerosa. Es hermoso que, la mano que contuvo mi pena, a veces la sienta buscando mi abrigo… es hermoso, tener a alguien donde uno se refugia… y más placentero es refugiar a aquella que a ti te busca de abrigo.

Desde ese día, hasta hoy, han pasado cuatro intensos meses, con bajadas y subidas… y más subidas… y muchas más que se vienen.

Ya no hay tanto miedo en mi corazón, porque hoy hay más amor que dudas… ¿Qué mejor que escribirlo para recordarlo siempre?

2 comentarios:

action datsun dijo...

mostros, los 2. son los mejores. y se merecen el uno al otro.

Anónimo dijo...

me encantó.
mi historia es similar y vos me inspirás a escribir sobre ello.

las redes sociales son todo un fenómeno mediático, algunas personas tenemos la suerte de sacarle un provecho inefable.

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