miércoles, julio 01, 2009

El trabajo soñado

Siempre he creído que se puede pensar mucho alguno u otra cosa, pero mientras no se diga, no se vuelve realidad. Decirlas, sacarlas de la mente es lo que hace que las emociones existan y se hagan latentes y uno pueda mirarlas a la cara y decir: “Esto es lo que siento, esto es lo que he sido, este es quién soy.”

Por eso me di cuenta que en ningún lado tenía registrado el hecho de haber encontrado el trabajo de mis sueños, si bien puse fotos en flickr de la experiencia, no exterioricé el gozo y el nerviosismo de lograr algo tan grande como encontrar pega en el lugar que siempre soñé trabajar.

Estaba trabajando en una escuela como soporte técnico y el llamado por parte de (av) me tomó por sorpresa. Gracias también a la bulla que había metido en twitter y con un poco de ayuda interna me presenté a la entrevista… Quedé, pero me dio susto, de esos sustos extraños de no estar a la altura y el hecho simple de nunca haber renunciado y por estar haciendo la práctica profesional de programador lo cual me tomaba mucho tiempo de mi día. Entre esta y otras excusas decidí no tomar el trabajo.

Mal.

Arrepentido seguí en el colegio haciendo una pega muy tranquila, que bordeaba en el aburrimiento.

Hubo un segundo llamado de (av) y rara vez la vida da segundas oportunidades y esta vez no vacilé en tomar el trabajo, la práctica había terminado y la pega de soporte técnico ya no la soportaba (bella ironía).

Tuve el placer de rencontrarme con un compañero del duoc que sólo vi de vista y pude conocer mejor de él y de otros compañeros. Fueron dos meses intensos, tan intensos que me abrumaron un poco porque de todas las personas podía llevarme algo muy bueno para ser mejor y no quería dejar pasar nada. Tuve un excelente compañero en el frente de batalla al que hoy tengo como uno de mis amigos más cercano y mis superiores no fueron más que apoyo y enseñanza.

Buena gente, buenos tiempos.

Lamentablemente no pude seguir trabajando en ese lugar, pero cuantos podemos decir que pudimos trabajar en el lugar en que siempre soñamos aunque haya sido al menos un día. Nunca me vi en una imprenta, no porque sea menos que trabajar en medios digitales, si no que, simplemente, no es mi interés (aunque aún sigo amando el olor a libro recién impreso)

Aún recuerdo cuando en 2003 vi a Jorge Barahona dar una charla de experiencia del usuario en el Duoc de Viña y me dije: “Quiero trabajar en (av)” ahora pienso si volviera a ese día y me encontrara conmigo mismo y le contara que mi sueño se haría realidad simplemente no me creería.

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